lunes, 13 de octubre de 2014

Fernado VII: La restauración absolutista

Fernando VII tuvo bien claros sus objetivos desde el principio: restaurar el absolutismo en España. Por ello, desde antes incluso de su retorno al país, conspiró con los defensores del absolutismo para acabar con lo logrado en Cádiz.

General Riego
No obstante, Cádiz había dejado la semilla del liberalismo en un amplio sector de la población, fundamentalmente dentro del ejército que había asumido a los antiguos líderes guerrilleros en su seno. De este modo, el ejército se va a convertir en el reducto del liberalismo y pasará a protagonizar la vida política española hasta la implantación de nuestra actual democaracia. Una intervención directa que se hará mediante los PRONUNCIAMIENTOS militares, constante durante todo el siglo XIX.

La única reacción que va a ser capaz de generar el monarca será la persecución, el encarcelamiento y el asesinato de los liberales, consciente de que su acción ponía en peligro las bases económicas, sociales y políticas sobre las que se asentaba su reinado.

Diversos son los acontecimientos al respecto, como el ajusticiamiento de Maríana Pineda o el Pronunciamiento de Torrijos.

Fusilamiento de Torrijos
 Otro de los problemas será el estado económico del país, descompuesto por la guerra y que Fernando VII no va a saber resolver debido a las limitaciones de la Hacienda española. Y es que el comercio y la industria estaban paralizados por la ausencia de demanda, no siendo la situación del campesinado la más apropiada como fuerza motora de la industria. Las aboliciones de los señoríos y mayorazgos convirtió en propietarios a los privilegiados, quienes reclamaban el pago de sus rentas en moneda, impidiendo que los campesinos pudiesen pagarlas ya que no era posible pagar en especie como hasta el momento. 

Además, el rápido proceso de independencia de las colonias americanas dejó sin su principal fuente de ingresos a la Corona, y a la industria sin uno de sus principales mercados.


Por último, el reinado se cerrará con el conflicto dinástico. Fernando VII no tenía descendencia y los más ultramontanos absolutistas se decantaron por la figura de Carlos María Isidro, constituyéndose en los defensores del absolutismo, la tradición y los fueros. Pero el nacimiento de Isabel vino a cambiar la situación y, por influencia de su madre María Cristina, se deroga la Ley Sálica y es nombrada heredera. Esto encona las posturas y María Cristina buscará el apoyo del sector liberal.

Carlos Mª IsidroMaría Cristina

Así, a la muerte de Fernando VII, en 1833 se desatará la llamada Primera Guerra Civil Española, es decir, la Primera Guerra Carlista.

En este vídeo podemos ver aspectos sobre el retorno de Fernando VII



 Aquí os dejo la presentación para descargar.


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